domingo, 7 de agosto de 2011

Mull.

LLevo muchos años en esto de las motos. Sobretodo en el tema de los viajes. Son muchos los kilómetros recorridos.   Muchos destinos han sido impresionantes y muchos soñados por otros. A lo largo de los años he estado con la moto  por lugares tan impresionantes como el cabo Norte o tan recónditos como el sur de Argelia y el norte de Mali  atravesando parte del desierto del Ténéré.
 
He recorrido rutas por la Toscana italiana, por casi todos los puertos de montaña de los Alpes. También grandes  zonas de Centroeuropa (Alemania, Austria, etc). También toda Escandinavia.

Sería interminable la lista de lugares que a lo largo de los años he podido visitar dentro y fuera de España en moto. Todos ellos tienen un lugar especial dentro del mundo "motero". De todos ellos guardo una opinión especial, bien sea por sus paisajes, sus carreteras, sus pueblecitos o sus gentes.

Creí después de años y de la experiencia que ya había experimentado casi todas las sensaciones yendo en moto por cualquier sitio. Pero estaba equivocado, el paraíso del motero europeo existe. Y lo estoy recorriendo ahora mismo con unos amigos. Ese lugar se llama Escocia.

Hoy me ha tocado continuar con la crónica de las etapas que hemos ido recorriendo en estos últimos días y que por dificultades técnicas ajenas a nosotros no os hemos podido facilitar. La última etapa habiamos llegado a la localidad de Oban después de haber recorrido la isla de Arran.

Nuestra siguiente etapa ha sido, para todos los componentes del grupo, la más espectacular hasta ahora: el recorrido por la isla de Mull.

Tras coger el ferry en Oban, en 45 minutos llegamos a Brodick. El Duart Castle domina la pequeña población en la entrada de la bahía. Un cielo gris y una constante lluvia aunque no intensa nos acompañan ya desde buena mañana. Es el típico clima escocés. Ya sabíamos que eso es lo que íbamos a encontrar. Realmente hasta ahora habíamos tenido mucha suerte. Recorremos la isla en todo su perímetro. Las carreteritas de su zona oeste son tremendamente estrechas.

  Tan solo cada docientos o trecientos metros hay un pequeño ensanchamiento que permite los adelantameinetos o cruzarse con un coche que viene de frente. Podríamos decir que durante largos recorridos se convierte en pequeños caminos vecinales mejorados en determinados puntos. Pero lomás impresionante es el paisaje que recorres: tan pronto estás rodeando una bahía enorme a nivel del mar bordeada por una cantidad de hierba verde claro, como a continuación te internas en un pequeño valle entre las montañas de donde surge un bosque muy frondoso capaz de cubrir toda la carretera.
  Continuas ruteando hacia el norte y bordeas unos acantilados preciosos para desembocar en unas playas donde rompen las olas del mar y donde en la arena desierta no hay absolutamente nadie. Tan solo las ovejas, que a cientos, viven por la isla libremente.

Comemos en Salem, en el centro de la isla, y continuamos hasta Tobermory en el norte. A partir de allí, por una carretera metida entre la niebla y la montaña llegamos a un "castillo perdido", es el castillo de Glenmore. ¿Cómo debieron hacer este castillo aquí? Es incluso difícil llegar hoy en día.

Regreso rápido a Craignure para coger el barco que nos llevará de regreso a Oban en otros 45 minutos. Vistas espectaculares desde el mar. Por la noche, cenita de cine en el puerto.
Nos queda en mente el recuerdo de un día auténticamente motero. Gris,llovizna, preciosa carretera, bonitos paisajes y nuestras motos.

La isla de Mull nos ha marcado para siempre.

  Carlos Gohringer
  IMM Rent and Tours
  Desde allí.  

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